Aprender de nuestros antepasados es algo que en Gramona tenemos muy interiorizado, ya que gracias a las largas crianzas de nuestros espumosos muchas veces la elaboración de uno de estos vinos, de una misma botella, comienza en una generación y continúa en la siguiente. Por eso mantener los parámetros de una calidad exigente son tan importantes para nosotros, pues en cada botella continuamos con un legado centenario que hemos heredado: desde el respeto por la viña hasta la puesta en escena de nuestros vinos.

Proseguir con los patrones establecidos por las generaciones anteriores no siempre es fácil; pero tenemos claro que si son beneficiosos para nuestra casa los continuaremos replicando. Ejemplo de ello es el uso del celofán que envuelve la mayor parte de nuestras botellas de vino espumoso: el desconocimiento de su origen ha suscitado algunas dudas sobre su uso.

En los últimos años, donde el respeto hacia el medio ambiente y el abogo por la sostenibilidad se han hecho más patentes en buena parte del mundo , el celofán no siempre ha sido bien acogido. De manera equivocada se han referido a él como plástico, ya que el aspecto es similar. Pero fieles a la tradición que envuelve nuestras botellas desde mediados del siglo pasado, y lejos de utilizar derivados del petróleo, continuamos usando el celofán obtenido mediante el sistema de elaboración artesanal de principios del siglo XX, cuando el plástico todavía no existía.

Este tipo de material es de origen vegetal (un derivado de la celulosa, por lo que es 100% compostable). Así que debe depositarse en el contenedor marrón. Su reducción total toma algunos meses, pero desaparece de nuestro entorno de manera totalmente natural.

Por tanto, lejos de ser un inconveniente, para nosotros es muy útil utilizarlo. Comenzamos a usarlo hace casi un siglo, por lo que ese “vestido” que portan las botellas se ha convertido en un elemento diferencial para nosotros, en un componente que forma parte de nuestro patrimonio histórico.

Además, protege la botella de factores externos como la luz e indica su buen estado de conservación. Esto implica que tanto el transporte como su trato en la tienda han sido correctos.

Por eso, conscientes de la importancia de cuidar del medio ambiente y del paisaje que nos rodea, continuaremos prestando mucha atención a cada paso del proceso de elaboración de nuestros vinos. Desde el inicio, en la viña, donde impera la biodinámica y el compromiso con la tierra; hasta la puesta en escena de nuestras botellas, vestidas a mano, de manera totalmente artesana y sostenible, una a una, con un traje de papel de celofán compostable y respetuoso con el entorno.

Estas y otras prácticas nos han llevado a ser reconocidos como el mejor proyecto sostenible del país según la herramienta de gestión ambiental europea EMAS  (Eco-Management and Audit Scheme -Reglamento Comunitario de Ecogestión y Ecoauditoria-). Reconocimiento que nos empuja a seguir siendo ejemplo de sostenibilidad para las siguientes generaciones.